A uno se le queda la cara de tonto (en el buen sentido) cuando sabe que va a poder ver una película en el propio Estudio que la ha creado.
El aire que se respira dentro de la Pixar es diferente, lleno de euforia a dos meses del estreno de su última película y con gente que va de un lado por otro en un recinto que parece sacado de otra dimensión paralela, aquella donde trabajar es como ir a un parque de atracciones de forma diaria.
Para ‘Toy Story’, y tras la inversión de la Disney en una casi desahuciada Pixar, se planteó una historia diferente, a petición de la Disney, donde Woody era un chulo arrogante y Buzz algo tonto. El tono no gustaba a la Pixar y tras jugársela a lo bestia, el film acabó como lo conocemos en los cines…, y el pelotazo fue mundial.‘Toy Story 2′ iba a ser una secuela directa al DVD, pero la trama ideada gustaba demasiado a la Disney y provocaron la producción como continuación en los cines. A 8 ó 9 meses de su estreno, el resultado era tan desastroso que hubo que llamar a John Lasseter, de vacaciones en ese momento, para que regresara al Estudio y salvara el barco. Consecuencia: otra maravilla.
Cuando la Disney y Pixar partieron caminos hace unos años y la reconciliación era inviable, el Estudio del ratón se guardó su venganza: hacer secuelas de ‘Toy Story’ por su cuenta (tenía los derechos) y ‘Toy Story 3′ era inminente. La trama giraba sobre Buzz y el anuncio de su compañía juguetera que la partida a la que pertenecía era defectuosa y debía ser devuelto a Taiwan. Cuando ambas majores arreglaron sus diferencias se acabó el proyecto y comenzaba el planteamiento puro y duro a manos de sus creadores de la verdadera secuela.
El guión de Michael Arndt (’Pequeña Miss Sunshine’) llegó tras todo un fin de semana de reuniones en una cabaña de California entre Lasseter, Stanton, Unkrich y otros más, donde nació el primer ‘Toy Story’ y donde salió la historia de ‘Toy Story 3′, con un borrador de Stanton y que Arndt ha terminado de plasmar en la pantalla.
El resultado es asombroso, y ‘Toy Story 3′ es otra genialidad de la Pixar, con una trama perfectamente hilada, heredera de sus antecesoras donde brilla el entretenimiento por un lado y la ternura de saber que todos los personajes presienten que es el capitulo final por otro.
Sencillamente uno de las mejores arranques de la historia del cine, y no exagero.
Andy es mayor y se va a la Universidad. El problema surge cuando éste decide llevarse a Woody con él y su madre le dice que los juguetes que no quiera iran en bolsas de basura al contenedor y el resto al altillo de la casa.
Cuando Andy mete al elenco principal en una de esas bolsas estalla la histeria aunque no ven, como lo hace Woody, que Andy abre la escalera del altillo para subirlos arriba…hasta que su hermana lo distrae y la madre confunde juguetes con basura… .
Ese el el punto de partida para una historia que se desarrollará cuando los juguetes provocan el acabar en una guardería que es manejada por el Oso Lots-o y que en apariencia es un paraiso, donde Woody es desterrado para que vuelva con Andy y que a medio camino el paraíso se convierte en una pesadilla.
Si hay que buscar referentes en la trama de ‘Toy Story 3′ podemos irnos directamente a ‘La Gran Evasión’, y el plan perpetrado por los juguetes para escapar de su encierro es lo mejor que podremos ver todo este verano.
El guión, de auténtico Oscar, posee la conjunción perfecta entre la hilaridad absoluta (los chistes y guiños son constantes) y el paso a un más allá, en el que los personajes salen al exterior y se abren infinitas posibilidades que son aprevechadas de forma sobresaliente por el film.
A ello hay que sumarle de nuevo la facilidad con la que la Pixar mezcla la más absoluta carcajada (la irrupción de los más pequeños en la guardería es desternillante) y el drama convencional (la historia de Lots-o o Big Baby), mientras que sin dejar respiro se desarrollan de forma definitiva las personalidades marcadas de los personajes que conocemos desde 1995 y se suceden una sorpresa detrás de otra que mantienen al espectador clavado en la silla.
Atención al ‘Mono’ y al teléfono parlante, dos de los grandes aciertos de esta nueva historia y cuyas escenas serán memorables y recordadas a lo largo de los próximos años.
Así, la Pixar vuelve a acertar con las nuevas incorporaciones al universo de la saga (Ken en una presentación inmejorable, Lots-o y Big Baby) y aunque parezca mentira, sigue explorando en el interior de los que ya forman parte de nuestra vida e incluso les da un giro de 180 grados, teniendo a Buzz como estrella principal.
Los juguetes se enfrentan esta vez al decisivo paso de ser trastos guardados de por vida o seguir sirviendo al disfrute de otros niños que no sean al venerado Andy. Eso produce varias escenas realmente acongojantes y alguna lagrimilla se me escapó al ver que nada iba a ser como antes.
Si ‘Up’ tocaba la fibra más sensible del espectador a la par que mantenía un ritmo non-stop, la Pixar mejora la apuesta en un escalón más (creíamos que era imposible), y firma la mejor película de toda su trayectoria, lo que es doble mérito por ser una secuela (por tradición no son mejores que su original) y por ofrecernos algo completamente nuevo, vibrante, brillante e impecable cuando pensábamos que la historia de los juguetes daba para poco más.
Para rematar, los últimos 15 minutos del film serán lo que más recordaran de toda la trilogía para el resto de sus vidas. Puro arte visual y emoción en movimiento. de lo que
Ésta es la película que esperábamos y que vale de forma plena los euros que nos dejemos en taquilla. Los más pequeños se lo pasarán en grande y los mayores encontraremos más de un doble sentido en el guión que nos parecerá imposible que estemos ante un film infantil que da el broche final (¿o no?) a un idilio que manteníamos desde hacía 15 años.
Todo esto sin que la haya visto en 3D.
- Vía Pic | elseptimoarte.net
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